so good to see you {Nessa}

El reloj anunciaba casi la media noche y yo por fin había terminado todos mis compromisos del día pero lejos de ir a descansar tenía otra cosa en mente, algo así como encontrar un vuelo que me llevará a Australia, fue un vuelo menos que afortunado pero fue lo que encontré de último momento. Después de todo no fallaría como amigo y podría estar en la Bday Party tal y como lo prometí. Amanecí a punto de volverme loco al ver que todo lo que había por comer eran Carlsberg, Heineken, Budweiser y Guinness, entonces recordé la maravilla de platillos que se expedían en el Hotel cercano a la playa, camino, camino mucho más a prisa y me topo con millar de gente, logrando pasar desapercibido por el tono enrojecido de mi piel, la barba recién salida, lentes oscuros y sobre todo por la apariencia descuidada que me da haber estado en un fiesta de dos días.

Atravieso un salón del lujoso hotel pensando que me llevaría al restaurante pero lejos de eso descubro una conferencia de prensa donde se encuentra la culpable de la sonrisa que ahora me acompañaba, salgo del lugar con la certeza de no ser reconocido ni siquiera por ella y entonces choco con unas fans de Vanessa de entre 5 y 6 años que al parecer son más listas de lo que imaginé pues me reconocen y yo tengo que negar con la cabeza para evitar que griten. Ahora me encuentro en la terraza del hotel, ocupando un lugar en la barra del bar y si todo sale bien Vanessa en estos momentos recibirá la nota:
que las pequeñas me hicieron favor de entregarle, solo quedaba esperar impaciente y nervioso después de tanto tiempo sin verla.

Por fin tenía una semana de vacaciones. Y, cómo no, decidí coger un avión y salir del país. Si no salías de tu ciudad, aquello no podía ser llamado vacaciones. Hice lo que hacía siempre que no me decidía sobre dónde ir: Cogí un globo terráqueo, cerré los ojos, lo hice girar y puse el dedo en un sitio al azar. AUSTRALIA. Mmm... no estaría mal. Nunca había estado y me apetecía ir y ver qué se contaban los canguros. En el avión, lo único que tomé para comer fue un sandwich. Tenía que cuidar la línea y además, no era que tuviera mucha hambre. Llegué a Australia y vi... que hacía un calor horrible. Menos mal que había llevado ropa de verano (en realidad era lo único que había metido en mi maleta). Subí a la habitación del hotel y me cambié de ropa. Al rato, bajé a tomar algo y, nada más entrar en el hall, un montón de niñas me rodearon pidiéndome autógrafos, fotos y demás. Yo sonreí y me resigné. Supongo que era lo que me tocaba por ser famosa.

Al poco rato de estar firmando autógrafos (ya tenía la mano echa polvo), un par de niñas se acercaron a mí sonriendo. -Hola, chicas, ¿qué queréis? ¿Una foto? -Ellas negaron con la cabeza y me tendieron un papel. Lo abro y, sin darme cuenta, sonrío ampliamente al ver de quien es la firma. Me agacho y cojo a las dos niñas (con mucho esfuerzo) en mis brazos. Los padres se acercaron y sacaron algunas fotos. Era una especie de recompensa por entregarme la notita de Zac. Cuando terminé, era bastante tarde. Miré rápidamente el reloj, resoplando. ¡Eran casi las dos de la mañana! Esperé que Zac no se hubiera ido del bar. Corrí un poco hasta entrar allí. Estaba vacío... Bueno, casi. Un chico, que conocía bastante bien, estaba en la barra, bebiendo, aparentemente. Me acerqué a él por detrás y puse mis manos en sus ojos. -¿No me hace fata preguntarte quien soy, no? -Le susurré al oído.